Quarta-feira, 25 de Agosto de 2010

Música Gnawa, Marraquexe

publicado por Carlos Palmeiro às 22:16
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Sábado, 20 de Fevereiro de 2010

Expedições: Rotas do Al-Andaluz 2009

 

"Rotas do Al-Andaluz 2009" foi uma expedição que levou 35 participantes e 14 viaturas todo-terreno ao reino de Marrocos, tendo-se iniciado em Mértola e terminado em Marraquexe. A expedição percorreu durante 8 dias cerca de 4.000 kms, passando pelo interior e sul marroquinos, e cidades como Chefchaouen, Fez ou Marraquexe, não descurando o espírito da aventura no deserto e a cultura Berber. Indo ao encontro de parte do património histórico-cultural da própria cidade de Mértola (legendas do vídeo em inglês).

publicado por Carlos Palmeiro às 17:21
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Quinta-feira, 3 de Setembro de 2009

Marraquexe

Jardins de Menara com as montanhas nevadas do Alto Atlas ao fundo (fonte: http://marrakech-info.com/marrakech/jardin-menara-marrakech.jpg)

Jardins de Menara, em Marraquexe, com as montanhas nevadas do Alto Atlas ao fundo

Winston Churchill disse em 1943 a Franklin Roosevelt que Marraquexe é o sítio mais bonito do mundo. A Cidade Vermelha, como é chamada, manteve-se na moda desde então, tendo sido eleita a preferida por nomes marcantes do mundo da moda, do cinema ou da arquitectura. Importa então perguntar: o que torna esta cidade de Marrocos, às portas do deserto, tão atraente? Marraquexe é um dos poucos destinos perto da Europa onde o sol de inverno é garantido. Para além do excelente clima, Marraquexe usufrui sobretudo da estabilidade de Marrocos, o mais liberal dos países árabes. Outro factor de sucesso de Marraquexe é a assombrosa oferta hoteleira, especialmente a de luxo, que ao longo do tempo tem ajudado a manter a cidade como destino turístico de eleição e de inegável qualidade.
Em Marraquexe encontrará abundantes motivos de interesse para uma visita. Destaco a Medina (parte antiga e central da cidade), repleta de pequenas lojas (chamadas souk) geridas por comerciantes talentosos na arte de regatear, a Praça Djemaa El Fna, epicentro de Marraquexe, que merece ser visitada de dia e de noite, e os muitos jardins, com destaque para os jardins de Menara e, logo ao lado, os de Agdal, repletos de oliveiras, árvores de fruto, lagos e caminhos.
Visitei Marraquexe por duas ocasiões, em 2002 e 2003, e sempre me senti inebriado pelo seu esplendor e exotismo, assim é inevitável que a eleja também como uma das minhas cidades preferidas, a que sempre vou querer voltar, e que sempre recomendo. Todavia, neste tempo em que viajar está cada vez mais ao alcance de todos, talvez Marraquexe se transforme numa vítima de si própria e da sua popularidade, mas enquanto isso não acontece visite-a, desfrute dos seus souks e da sua exótica vitalidade.
Crónica sobre Marraquexe publicada no O Jornal de Coruche de Jullho de 2009
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publicado por Carlos Palmeiro às 21:20
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Terça-feira, 23 de Junho de 2009

Marrakech, la tierra imaginada

 

Hay lugares en el mundo donde es preciso ir al menos una vez, y otros que merecen ser vistos, olidos, tocados, saboreados unas cuantas más en una sola vida. Uno de estos mágicos lugares es Marrakech. Y es que hay pocos sitios en el planeta como esta urbanita y alocada ciudad marroquí.
Un vergel divino. Una tierra rojiza, chamuscada por un sol persistente. Un cielo azul cabalgando sobre las irregulares construcciones de barro rosado. Un canto de rezo y graznar de cigüellas. Un perfume fétido, una esencia a frutas divinas; un dulzor de dátil, una tentación de azahar... Hay lugares en el mundo donde es preciso ir al menos una vez; y otros que merecen ser vistos, olidos, tocados, saboreados unas cuantas más en una sola vida, uno de estos mágicos lugares es Marrakech.
Hay pocas ciudades en el mundo como esta urbanita y alocada ciudad marroquí. Cada día se transforma, tiñe su presente con los colores de la modernidad pero no olvida quién es y de dónde viene. Ese equilibrio desordenado atrapa. Es la magia del caos y así se traza una posible ruta, dejándose llevar por el instinto y la fortuna.
Dicen que Marrakech nació como casi todas las cosas en la vida, por azar. Dicen que los bereberes llegaron a ese lugar mágico con sus tiendas de campaña y el polvo del Atlas en sus sandalias, allí encontraron un lugar repleto de palmeras, «agua» -seguramente gritó alguien-; y el espejismo se convirtió en el sitio donde más tarde se pondrían los cimientos de la ciudad que es hoy. Sigue siendo un vergel, un inmenso palmeral que da sombra a las arenas del desierto.
De lo moderno a lo tradicional
Por eso, quizá, uno de los primeros lugares que hay que visitar sea precisamente ese, el palmeral. Esa zona está repleta de resorts, casas exclusivas y campos de golf, pero también hay lugares para pasear o para contratar un tour en camello por el edén terráqueo. En la zona de la Avenida Mohamed V, que lleva hasta la plaza de La Libertad y sigue subiendo por la zona nueva hasta la plaza del 18 de Noviembre, lo que encuentras son tiendas de ropa y bolsos de firmas internacionales, restaurantes fast-food y ese lado más moderno de Marrakech. Si se baja por la misma calle o paralelas se llega a la plaza donde se alza hermosísima la torre de la Koutoubia.
La Koutoubia es el hito que sirve como foco de orientación por Marrakech. Es la torre más alta de la ciudad, 70 metros, y además el monumento que más nos hará sentir como en casa. Ya que fue diseñada a imagen y semejanza de nuestra Giralda sevillana. Fue erigida por los almohades a finales del siglo XI y se la llamó koutoub, que significa libros, porque antiguamente en esa plazoleta donde se encuentra ponían sus puestecillos los libreros marroquíes. Es una pena que el alminar, una de las joyas de la arquitectura árabe, no esté abierto para los turistas porque seguramente desde allí debe de haber unas vistas maravillosas de la ciudad.
La Koutoubia se encuentra en la zona amurallada de Marrakech, en ese zoco viejo y fascinante que hace única a la ciudad. A partir de aquí comienza el laberinto de callejuelas, perfumes punzantes, voces entrecruzadas y vida... Vida en estado puro a la que hay que dejar que nos lleve donde desee y quiera. Así, guiados por el azar se pasa por pequeños locales de herreros, vendedores de tortas de pan -que suelen comer como aperitivo callejero-, tiendas de especias y esencias, localitos repletos de mil mejunjes curativos y especialistas en Argán, ese aceite de lujo único en Marrakech con el que se elabora untos para cocinar o cuidar la piel, incluso, sin darse cuenta, uno puede acabar en el bellísimo barrio judío.
El gran teatro del mundo
Pero el verdadero latir de Marrakech se siente en su gran plaza, Jemaa El Fna. Da igual la hora a la que se acuda, siempre impresiona. Es cierto que el cambio, la modernización de Marrakech se nota en esta emblemática plaza. Desde primera hora de la mañana se abren los puestos de zumeros. Lejos quedan ya esos exprimidores caseros, esos señores que sacaban el chiringuito de naranjas a la calle y ofrecía maravillosos zumos a precio risorio, ahora todo es más moderno. Pero a pesar de los cambios Jemaa El Fna sigue siendo ese gran teatro del mundo, ese escenario fastuoso que merece ser contemplado una y otro vez en cualquier momento. Ese lugar único e irrepetible.
Desde la plaza se accede al zoco. Y allí es donde uno se pierde entre las tiendas de ropa, de especias, de zapatos, de instrumentos... no hay ruta a seguir en el bazar más que el instinto. Hay un dicho en marruecos que dice que nunca aceptes el precio primero que te imponga el vendedor, hay que regatear, forma parte del arte de compra venta, incluso algunos se sienten ofendidos si no haces ese juego monetario. Pero las cosas también han cambiado en este zoco. Se podría decir que los vendedores ya pasan de regateos largos, muchos de ellos imponen su precio y no aceptan más discusión...
Para ver la verdadera esencia de la Jemaa El Fna hay que acudir a partir de las siete de la tarde. Es cuando toda la plaza se transforma en un gran restaurante. Decenas de puestecillos de comida con sus mesas de plástico invaden el lugar y todo se ve envuelto por los aromas del cordero braseado, el pescado a la plancha; enredado con el silbido de los flautines de los encantadores de serpientes se encuentran las voces de los vendedores, de las mujeres que llaman a las extranjeras para pintarles el cuerpo con genna, de los aguadores y de los hombres que danzan al son de los timbales en plena plaza... No hay lugar como éste y a esta hora. Quizá es aquí donde se permite a la imaginación soñar con mundos posibles o al raciocinio aseverar que el mundo está compuesto de gente de toda clase y condición.
Es en Jemaa El Fna donde se siente a Marrakech más que en ningún otro lugar, o quizá sí, quizá sí hay otro lugar en la ciudad y ése se descubre los días de descanso, cuando sale el sol y se acude a los jardines de La Menara. Bellísimo espacio donde lo que se disfruta es del silencio y la naturaleza, y lo que se descubre es ese rincón donde habita el cortejo y los besos a la sombra de las palmeras.
Cómo llegar
Dónde dormir
Dónde comer
Qué hacer
Datos útiles
Imprescindibles
 
Publicado em http://www.ocholeguas.com, blogue do jornal El Mundo
 
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publicado por Carlos Palmeiro às 22:58
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Marraquexe, Praça Djema El-Fnaa - por Humberto Lopes

 

O torvelinho à volta da zona antiga atravessa todas as horas do dia, mas o crepúsculo é o momento de explosão de uma indescritível vertigem no espantoso teatro da Praça Djema el-Fnaa, o coração palpitante de Marraquexe. A algazarra multiforme irá prolongar-se por horas galvanizantes, repetindo um ritual há muito familiar aos habitantes, um cerimonial que é afinal um espelho e um símbolo da grande metrópole cosmopolita e multicultural do sul de Marrocos.
Como em raras paragens, o viajante mergulha em pleno palco, abraçado pelos actores de uma peça em que o guião é escrito pela própria vida. Estranhas ciências, artes inclassificáveis, racionalidades refractárias ao pequeno entendimento do turista embasbacado, sonoridades entranhadas de insondáveis sentidos telúricos.
Não há como fugir ao mistério, que começa logo pelo nome do local, Djemaa el-Fna. A explicação de “lugar de reunião dos mortos”, justificada no facto de ali serem outrora expostos os executados, não parece convincente e está longe de reunir consenso entre os historiadores. Noutros termos, o delírio interpretativo pode tomar as mais díspares direcções ou manter-se, em contrapartida, numa sensata indefinição. “Djemaa” também pode ser traduzido por mesquita, e “fna” por nada.
Conta-se também, afinal, que para aquele lugar se projectou um dia uma mesquita durante o reinado da dinastia saadi. O nome da praça seria, assim, a nomeação de uma ausência, coisa que afinal se revela tão perene como uma presença material.
 Não é exagero dizer que todos os sentidos são indispensáveis para fruir o caleidoscópio de cores, sons, sabores e aromas da praça. A atmosfera desenha-se com uma infinidade de elementos plásticos. Os pequenos restaurantes ao ar livre exalam odores e fumaradas que vagueiam pela praça. Tambores e cornetas repetem lenga-lengas minimalistas ao mesmo tempo que as serpentes trazidas dos desertos dançam ao som das flautas berberes. Contadores de histórias, que podem continuar indefinidamente as suas narrativas (em árabe ou berbere) nos dias ou nas semanas seguintes, juntam à sua volta dezenas de ouvintes absolutamente alheados de tudo quanto à volta sucede. Videntes e astrólogos desenham no chão, com coloridos pigmentos, o porvir dos clientes. Médicos e curandeiros reputadíssimos descrevem meticulosamente as propriedades curativas de uma grande variedade de ervas e antídotos para mordeduras de escorpiões ou tarântulas. Nada do outro mundo, todavia.
Na realidade, a única coisa exótica na Praça Djemaa el-Fna são os turistas com as suas câmaras de vídeo e as suas manobras furtivas para obterem as imagens que levarão para casa e os impedem afinal, nesse momento, de estar lá.

Publicado em www.almadeviajante.com

 

publicado por Carlos Palmeiro às 07:23
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Quarta-feira, 17 de Junho de 2009

O roteiro de Miguel Sousa Tavares para Marraquexe

Miguel Sousa Tavares

 

O hotel favorito

É, e será sempre, o Mamounia - actualmente em obras. Sei que hoje há muitas coisas "in" e novas, mas Marraquexe é o Mamounia e o Mamounia é a história de Marraquexe. É dos meus hotéis favoritos em todo o mundo, com o seu jardim de oliveiras, as suítes temáticas (Churchill, Orient Express, etc), as salas de tectos de madeira trabalhada, os sofás de veludo vermelho, o terraço do pequeno-almoço para ler o "Le Matin du Sahara", o jornal com o nome mais bonito do mundo.
 
O melhor restaurante
O Dar Yacout, por razões muitas - culinárias, estéticas, de recordações pessoais e também pelo incrível cheiro a madeira de cedro a arder na lareira central. O Dar Yacout é mais do que um jantar, é uma viagem à "finesse" de Marrocos.
 
O passeio
Um passeio de charrete pela cidade e pelo oásis à volta - La Palmerie, com entrada pela porta de Essaouira.
 
O meu bar favorito
Só conheço o bar do Mamounia, todo inspirado no Jazz, ideal para beber um campari-soda ao final da tarde.
 
A livraria
Conheço uma e bem boa, onde comprei duas fotografias antigas de Marraquexe e alguns livros, mas não me lembro do nome. Só me lembro que fica no centro.
 
A melhor rua para fazer compras
A Praça dos Antiquários, que fica também no centro. Gastei lá uma fortuna a comprar portas antigas de palácios demolidos, lanternas de latão, tapetes barberes, castiçais e mais uma série de coisas.
 
O museu
Não é um museu, mas é como se fosse: o Palácio Bahia, que tem os azulejos mais extraordinários que já vi em Marrocos.
 
O segredo de Marraquexe
A Praça Jma-el-Fna ao pôr-do-sol. Perder-se ali e não ter medo de provar os linguados fritos e os caracóis. Outro segredo, esse mais bem guardado, são os palácios encobertos, na Kasbah, onde se entra por uma banal porta e se descobre um interior deslumbrante, inesperado, e a dona-de-casa nos serve uma chá com biscoitos e nós ficamos apenas sentados a apreciar a frescura do pátio e o silêncio do tempo que passa.
 
Hotel La Mamounia
Bab Jdid 40000
www.mamounia.com
 
Dar Yacout
79, derb Sidi Ahmed Soussi
 
Bar do La Mamounia
Bab Jdid 40000
www.mamounia.com
 
Bahia Palace
Riad Zitoun el Jedid

 

Publicado em 17-06-2009 no jornal diário ionline por Joana Azevedo Viana

 

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publicado por Carlos Palmeiro às 23:33
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Marraquexe, memória da cidade imperial - por Humberto Lopes

Marraquexe tem quase mil anos. Foi fundada em 1062 pelo sultão almorávida Yussef ben Tachfin e logo se transformou num dos principais centros culturais e artísticos do mundo muçulmano. Com a chegada ao poder da dinastia saadi, a cidade tornou-se capital do reino de Marrocos, numa época em que era alvo da cobiça dos invasores portugueses, que por essa altura se confrontavam com o inevitável fim da ilusão norte-africana.

Uma boa parte do património visitável da cidade foi construída nessa época. O Palácio El-Badi, erguido por determinação de Ahmed el-Mansour, está actualmente em ruínas, mas chegou a ser considerado como um dos mais belos do mundo, por causa da sua decoração de mármores importados de Itália e outros materiais preciosos vindos da Índia. O palácio terá sido construído em parte com as indemnizações que os portugueses foram obrigados a pagar na sequência da batalha de Alcácer-Quibir. Os túmulos saadianos, relativamente bem conservados, constituem, entretanto, um dos melhores testemunhos dessa época e um dos principais locais visitados actualmente pelos turistas.
O Palácio da Bahia, edificado já no século XIX, é outro ponto obrigatório do roteiro e um dos melhores exemplos da arquitectura muçulmana da antiga capital imperial. Não muito longe está o palácio Dar Si Said, que acolhe actualmente o Museu das Artes Marroquinas, onde se pode admirar uma notável colecção de objectos (tapetes, e jóias) do Alto Atlas, assim como cerâmica de Safi e de Tamegroute. De indispensável visita é também a Madraça Ben Youssef, uma escola de teologia corânica construída no século XVI.
Publicado em www.almadeviajante.com

 

publicado por Carlos Palmeiro às 22:23
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Marraquexe, Africana e Oriental - por Humberto Lopes

“Voulez-vous des aphrodisiaques, monsieur?” - O convite murmurado não chega a acordar-me da suave volúpia das cores e dos odores das especiarias. O vulto que inclina o rosto sobre a banca cheia de coloridas e delicadas pirâmides veste uma djellaba de um castanho terra que lembra os tons quentes das muralhas dos kasbahs arruinados do outro lado das montanhas do Atlas. As últimas luzes do crepúsculo conseguem introduzir-se no coração dos souks e incendeiam as cores das especiarias, iluminam os desenhos geométricos dos tapetes que contam histórias antigas, dessas que ajudam a delimitar subtilmente o caminho das identidades.

O mercado de Marraquexe, um dos mais impressionantes de todo o Magreb, é um imenso emaranhado de ruelas - oásis de sombra que quase nos absorvem na sua intimidade. Os braços do labirinto estreitam-se mais e mais ao cair da noite, quando um extenso formigueiro de gente flui sem interrupção e aparentemente sem rumo. Aqui e ali, poucos parecem ser os vultos que se detêm junto às lojas, movem-nos outros destinos que não conheceremos nunca, ocultos num dobrar sucessivo de ruelas.
A Medina de Marraquexe não se conforma a descrições, o verbo atrevido perde aqui qualquer ilusão de pintar o bulício de colmeia que a agita. Azáfama comercial, gente à deriva, turistas, guias e simpáticos ratoneiros, artesãos absorvidos na sua arte, rostos que parecem acordados do imaginário das mil e uma noites, olhares em trânsito perscrutando exóticos forasteiros. Como nos tempos ditos medievais, tanto o trabalho como os objectos a mercar se repartem por cantões especializados.
Para a primeira incursão poder-se-á recorrer aos serviços de um guia, mas o labirinto oferece-nos o seu mais irredutível sentido na solidão dos passos que desprezam coordenadas e mapas. A partir da Rua Souk Amarine acedemos ao mercado com o mesmo nome, onde se comercializam tecidos, para logo depois penetrarmos num cenário de tapetes, a praça Criée Babère. Os souks dos caldeireiros e das tinturarias encontram-se a dois passos, tal como o dos carpinteiros. Um pouco mais adiante invade-nos o odor dos couros no souk Cherratin. Plasticamente menos atractivo para os fotógrafos ou para os turistas em busca de coisa vistosa, mas ainda assim um dos mais interessantes, é o souk dos ferreiros, o Souk Haddadin, com a sua incessante sinfonia de martelos.
Publicado em www.almadeviajante.com
publicado por Carlos Palmeiro às 21:28
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